La aurora se derrama lentamente
en campos asaetados por su dicha
y lirios de cristales esmaltados...
se derraman silentes por su cuello,
¡Oh ángel,
de mirada diamantina...
que hieres la tarde
de apasionado ensueño !,
zahiriendo mi labio
enamorado...
de dardo cristalino
y apasionado beso,
en lagos de silencio te me viertes
entre vientos asaetados por su cáliz...
sembrando mis labios de topacio
de amapolas abandonadas
por su vuelo,
amores tengo
que no son amores...
tan solo dicha disfrazada
en sus ensueños,
la tarde los atraviesa
en su abandono....
de melancólico labio,
y apasionado beso.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.