Aurora en la ciudad moruna.
Tiene la Aurora de la ciudad moruna,
Patas de gallina y uñas clavadas a estacas.
Con plumas por los cuatro costados,
Podridas por los seres del fango.
Sus pobladores vacios ocupan las casas,
Entregando los ojos a las altas estatuas,
Que como perros pequeños,
Lamen sus colmillos,
Cuando aúllan a los astros su dolor.
Cállate perro,
Cállate perro,
Le piden la hierba, la arena y el agua,
A hombres y estatuas.
Que han puesto en marcha la mañana.
Golpeando con frenesís los timbales tribales.
La angustia y la muerte se han hecho infantiles.
El dolor es una tremenda carcajada,
En una cerilla encendida,
Que apaga el quejido de la hierba y la arena,
Y seca el agua donde cantan las ranas y flotan las carpas.
Ya llega el ojo amarillo de la mañana,
Saltando por las palmeras,
Hasta quedar clavado en las agujas del reloj de piedra,
Tranquila y abandonada,
Acoge la ciudad moruna al alba,
Dentro de su campo de naranjos,
Que explotan con la luz,
En un confuso canto de voces huecas,
Donde mueren las palomas y la esperanza,
En una luz que hunde sin mañana.
Angelillo de Uixó.