Una mañana al despertar
al abrir el portal de mi corazón,
sentí en su palpitar
que tú, estabas ahí.
Fulgente, como un querubín
te vi abrazar la vida,
te sentí feliz
atrapando la energía,
eras la dueña de mi ser
la compañera de mis días,
en la reverberación de tu garganta
solo trinaba gratitud,
cruzando prados y valles
regocijada en vuelo
de terrosas alondras,
acariciabas los colores
de un arco iris, sin fin,
en la solana de tu alma
habitaba una inmaculada pasión.
El sagrado hilo de plata
de tu dulce y yerga vida,
ante la mirada torva
de la desquiciada Átropos
de vil forma cortó,
¡de mi carne te arrancó!
Pide a tus ángeles me lleven
a tu diestra quiero estar,
no sé hoy de otro amar...
ya no puedo esperar.
Autor: Jorge Aimar Francese Hardaick (Argentina)
Derechos reservados del autor (*)
Blog \"Mis Pensamientos\" 25-07-2015
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(Fotografía y video tomados de la web.)