Fui un adolescente extraño
alguna vez pinté sobre una gabardina blanca
la imagen del Che
en mi espalda y con tinta negra
y estaba orgulloso de intentar cambiar el mundo
mientras corría a esconderme de los policías
en este mundo tan privado
lleno de alambradas y murallas
un mundo a la imagen de Vietnam
donde el napalm era el pan de cada día
sobre los verdes sembríos y la piel
Mientras tanto Lennon recorría las calles de New York
junto con Ángela Davis y Yoko Ono
(y otros atrevidos rojos)
Y la CIA le intervenía su teléfono.
El canto a la paz es muy peligroso
no había una oportunidad para la paz
según los gorilas del pentágono
y los titiriteros de Wall Street
Es que no hay nada tan cierto
que las desahuciadas teorías de la conspiración
porque el mundo no es un gran cuento de hadas
ni un lugar para los cobardes
aunque esté lleno de ellos.
Posteriormente una lluvia
borró la imagen sobre mi gabardina
mientras Lennon caía abatido
junto a sus redondos lentes de intelectual inglés
yo apenas lo supe, grabé sus canciones
Y descubrí “Imagine”, y lo imaginé
cantando “working class hero”
y recordando los muelles en Liverpool
y al padre que nunca tuvo en mares desconocidos
era un día luminoso al medio día
las radios no pasaban esas canciones
preferían las inocentes y las de amor
se habían olvidado de “Power to the people”
por algún acuerdo tácito de cobarde salvación.
Nunca supe qué fue de mi gabardina
la vida me llevó a mis refugios de ser común y corriente
la poesía fue mi amuleto contra la desdicha
y aquí estoy listo para decir adiós
como alguien que quiere quedarse
a ver el final de nuestra tragicomedia.