Si fuese mariposa visitaría tu rincón asombrosamente
y me apoyaría en tu hombro para oír tus aventuras en el cielo.
Enriquecería tu voz y te haría poeta espontánea e intensamente;
luego te tomaría el alma y la pondría al sol, para ventilar tus miedos y dolores.
Acariciaría tu pelo gris y suavizaría mis alas con tu gran experiencia;
caminaría por tus morochos brazos contando en cada paso lo que la vida me trajo, me quita y me enseña en este lapso;
llegaría hasta la uña de tu índice y me pararía a sentir el viento del tiempo que pasó, sin darnos cuenta.
Y ver como distraídamente rotamos nuestras personalidades y dejamos de ser buenos de casualidad;
volaría dando vueltas a tu alrededor, dándote un abrazo de esos que una tarde te di.
Y me despediría de forma extraña y afligida por que tu piel no se siente verdadera,
tu espalda cubre de alas blancas y tu voz no se oye hasta aquí.