Bebí en tu cuerpo firme y satinado
la dulce amarga miel de la lujuria,
en tensa y lenta calma amé con furia
y porque amor sentí no fue pecado.
Tu cuerpo, blanco lienzo fue pintado,
con firmes y sutiles pinceladas,
que daban luz a tardes nacaradas,
ocultos en un lecho rebuscado.
Hoy dama, ayer princesa en la lujuria,
que ocultos en las sombras preparadas,
colmaba nuestro instinto desbordado.
Y dimos rienda suelta a tierna furia,
que en horas por el tiempo limitadas,
bebí en tu pecho firme y satinado.