El infortunio quiso
que la ninfa Eco...
quedase prendada de Narciso,
joven hermoso por ventura
atrapado muy indígnamente...
en la cárcel diamantina
de su ego,
la ninfa solicita sus amores
mas el joven...
cruelmente los rechaza,
y de ese modo...
la hermosa dama
se consume en sus espinas,
en gélida cueva
zaherida de despecho,
al morir... de pena y desconsuelo,
su voz... tan sólo nos dejó...
la bella ninfa...
de cálido talle...
y augusta estampa,
como si de un beso
imperecedero se tratara,
que repitiera eternamente...
tan inmortal amor...
y apasionado lance,
mas Némesis... la diosa vengadora
empujó a Narciso a cruel condena,
la de morir eternamente ilusionado...
por su propia imagen proyectada,
la fuente lo besa sin mesura
y Narciso muere absorto de embeleso,
arrojado a ella...
y zaherido de pasiones...
por su propio rostro seducido:
Esta es la historia desconsolada...
de dos amores no correspondidos,
y melancólicamente olvidados...
en la noche ignota de los besos,
de dos jóvenes desgraciados
muertos de orgullo
que no de amor...
en el paraíso inexistente
de los sueños,
mas de la fontana surgió
la más bella flor...
que humano rostro inspirase,
que nos recuerda por siempre
y desde aquel entonces...
los negados amores...
de la inigualable Eco...
y del inmortal Narciso,
amores perdidos...
los no correspondidos,
se mueren ajados...
y vencidos de miseria,
en las fuentes del olvido...
melancólicamente zaheridos,
de lirio herido malversado...
y asaetados... en su tristeza.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.