La vida le fue fiel, mas poco a poco
uno y otros fueron abandonando,
creyose el nuevo dios del Orinoco
de forma que llegó a volverse loco
pues muchos le seguían adorando.
Pues allí a donde llegaba él actuando
una masa de adictos le aplaudía,
en tanto que él seguía levitando
y a los mismos que loaban despreciando
creyendo que el valor se merecía.
Pobre de tí, ¡muñeco pies de barro!,
Al lado de tu cuerpo hay una pira,
la llama que ha salido de un cigarro
un día ha de producir algún desgarro
de los que hoy te bendicen por su ira.
©donaciano bueno
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