De soledades vive tu corazón
pastor de Caria....
que vives destronado
en oscura cueva amortajado,
prácticamente
olvidado por este mundo...
en los estrechos caminos
del silencio,
tus rebaños pastoreas,
entre tiernos y augustos prados...
junto al monte Larmos
que te aguarda,
y de inmortales amores
tristemente yaces abandonado...
mas a Selene dedicas tus desvelos,
y así...
cuando el tiempo lo propicia,
yaces...
en enternecidos brazos acunado
por la diosa...
de la noche acontecida,
zahiriendo...
el crepúsculo de plata,
asaetando la espera...
de inmortal caricia,
y la hermosa Selene...
ante tan cautivadora presencia,
se rinde en su belleza
melancólicamente cautivada...
ante tales muestras de ternura,
en sus brazos...
yacerás por siempre...
y para siempre,
velando su sueño de silencio,
más Endimión que así se llama
el joven pastor enamorado...
y ante la pena que el desasosiego
le produce a perder a tan bella dama
por la vejez que tales amores
pudieran procurarle,
solicita de Selene amor imperecedero
más allá del tiempo...
y del incondicional deseo,
la diosa accede fácilmente
ante tan solícito y sincero ruego,
zaherida de enternecida dicha.
Zeus...
el padre de los dioses,
concede fácilmente...
la petición enardecida,
y así este romance
será por siempre...
y para siempre eterno,
mientras el sueño del pastor
dulcemente enamorado...
no se rompa con la aurora,
he aquí...
la más bella historia jamás contada,
de un pastor herido en sus pasiones
por la diosa...
que la noche protegiera,
de pálida luz
y augusto talle...
viste el crepúsculo de pasión y orgullo,
en brazos de su Endimión...
que solícito la espera,
un amor...
que por siempre será eterno,
mientras la noche ...
no se rompa con el día,
salvaguardando a los amantes
de cualquier recelo, que la vejez...
pudiera depararles,
estos son los amores...
de Endimión y Selene
enamorados,
extendidos eternamente...
por los campos desnudados
de silencio.
Entre labios de amapola
vivirás por siempre...
bucólica y hermosa dama,
herida por los rayos
que te envuelven,
melancólicamente asaetados
de ternura....
por la enardecida y pálida luz
de la luna, enternecida...
al calor de su secreto.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.