Huyo de aquí por la elegante finta
que descubrí desnudo y cuerpo entero.
Huyo violento; y voy llevando: tinta
negra, la blanca hostia , el cáliz fiero,
mis aparejos ninfas y sicarios.
¡No volveré jamás!. No habrá regreso.
Pues a ese mundo que voy los sudarios
caen difuntos como un frío beso.
Fue en una noche atada al poyo eterno
en la casona de mi padre airado,
donde comí del fruto del invierno,
gélido lapso, hombre nunca amado.
Por eso ya me voy de aquí; mortales,
me espera allá, los bordes de mis males.
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David John Morales Arriola.