Un hombre se desangra
Hoy es el día que he soñado ayer,
sólo que estoy despierto y nada ocurre,
tan sólo el sol, que me brinda su espejo,
me dice “hay que esperar, quizás mañana”.
Hoy es el día que nunca he vivido,
por eso canto y extiendo mis sonrisas,
sólo que nadie lo nota en las ciudades,
en el hambre, en el juego del corrupto,
en la calle poblada de recuerdos,
en el paso fatigado de la gente,
en la falsa mirada del que mira sin verte,
del que pasa sin oírte, sin llamarte,
salvo en el cristal de las vitrinas rotas
que me dicen “mañana quizá venga
lo que tanto esperaste, ten paciencia,
lo que todos te niegan, se tú mismo”.
Hoy es el día que ayer ya he repetido,
por eso miro mi rostro en ese espejo,
por eso echo las joyas en mi bolso
y, al ver mi sangre al cortarme con los vidrios,
comprendo que todo ha sucedido en vano,
que esperar es materia de la muerte,
que vivir es escapar entre el tumulto,
sin que nadie lo note, ni yo mismo,
ya fértil, ya feliz, ya derrotado,
con un reloj recién robado en mi muñeca,
y que me dice “por fin, de todos modos
ninguno iba a salir con vida de esa tienda”.
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09 12 15