Llora querida, llora,
llora tu sentimiento compungido,
alivia tu congoja
por el ser tan querido,
llora por un vecino,
llora por un amigo.
Vela desde la torre
observando el desfile,
mas el día que toque, despedirnos,
por favor, ese no,
no me llores tus dobles;
déjame volar libre.
Cántame un aleluya que me guie.
No apliques el tañido
triste de la agonía
que el momento complique
y me prendan sonidos emotivos.
Llora siempre que quieras
junto a tus compañeras,
pero ese día…
ese día, de cuentas…
toca el repique afín, de los festivos.
Cecilio Navarro 9/12/2015