Quizás la aurora se divertía tranquila
abonada de soledades... y manifiesto orgullo,
mientras mariposas de fría cera
y oscuras golondrinas enamoradas...
asaetaban la tarde... en sus misterios,
escarchadas lágrimas...
de azúcar y entristecida agua...
mojaban los estanques vacíos
de mis compungidos sueños,
y tímidos pechos... centelleantes,
de aurora plenilúnica...
se desbordaban muy despacio,
en sus cristalinos ecos...
melancólicamente zaheridos...
morían... arropados por la tarde,
en alcobas... desgarradamente vacías,
de nardo y beso.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.