Rozando tus labios me pierdo
soy náufrago de tu encanto,
esclavo de tu cuerpo
y solo amándote me hallo.
Eres todo, eres cielo, también infierno.
Cielo de mi cielo
pasión y lamento
al placer eres fiel
y al desdén ¡AY! mujer.
Me lleno de ti siempre
del infierno, de tu infierno
ardo por ese desdén de tu cuerpo
y en el cielo, ¡Ah! se hace nuestro.