Quedan rastros de tu cuerpo en la copa
que altanera azotaste contra el suelo
apurando el licor, con pendenciero
celo, furor y llanto...borrascosa.
Nada intenté para calmar tu enojo
porque nada hice para contraerlo,
fué sarcástica tu decisión que eso,
destrozó el sueño anhelado y que añoro
forjáramos a pausa cavilada,
pero en todo está el final que arrebata
y en el nuestro llego sin contemplarlo.
No es destino, es error en el camino
por tomarlo de forma recatado;
¡nada pasa! ¡es normal lo que aún vivo!
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN. MÉXICO, Dic. 16/15