Estos son los versos que hoy escribo
a nuestra madre, querida madre tierra,
tu que siempre has sido tan bella y guapa
y aunque te llames tierra, azul eres desde las estrellas.
Nos diste la luz cuando todo era tinieblas.
Llevas el color y la vida en tu vientre.
Madre, que tanto nos protege de las sombras,
a ti te escribo esta canción de pena y muerte.
Nacimos con el pecado, nuestra carne fue marcada
desde que nuestros ojos se abrieron al mundo.
Grito que recorre mares, valles y montañas,
la deshonra de hacer a la tierra un lugar oscuro.
En templos soportados por vigas de oro,
una virgen de negro bendita luz la ilumina,
llora lágrimas saladas del mar rojo,
lágrimas por esta humanidad perdida.
Las sandalias del hombre santo, recto y puro
pisando los cuerpos de animales muertos,
les acompañan las ovejas con aire sereno,
nada les importa, solo la escalera al cielo.
Humanidad caminas por fango cada vez más espeso,
nos salimos del río que marca la vida
mientras se corrompe nuestro espiritu en decadencia.
¡Murieron las pequeñas cosas, las cosas sencillas!.
Debemos enseñar a los niños,
son nuestra última esperanza,
contarles que falta trigo para tanta boca,
decirles que el hombre, es una plaga.
Remango mis manos para agarrarte mi bella,
de rodillas, entre lágrimas, te contemplo,
¡tierra seca y amarilla! te quedaste tan flaca,
tierra bonita, si tú te mueres, ¡yo me muero!!!