Cuando te tenga entre mis brazos.
Cuando nuestros cuerpos se besen.
Cuando el silencio enmudezca , sonrojado,
al oír nuestros besos, como sellos de fuego, sobre nuestra piel.
Cuando la oscuridad, maldita, que nos acechó,
se vea forzada a mirarnos entre la tenue luz...
Sí, cuando me tengas entre tus brazos.
Y mis manos...
Y tus manos...
Nuestros labios...
El odio caerá humillado.