En las columnas dóricas
de tu bendecido templo...
la tarde naufraga en sus cristales,
y una aurora zaherida de misterio
besa la luna de tu boca,
en las amapolas compungidas
de la Acrópolis que te besa...
de tu enardecido labio
liban las abejas,
y cariátides...
melancólicamente entristecidas
beben.. el muérdago de tu copa,
crepúsculos... de arena ennoblecida
y de plata... enmohecida de abandono,
mueren... enardecidos de silencio...
en el pliegue,
melancólicamente mayestático...
del alba que te nombra.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.