nellycastell

El precio de un silencio

 

 

 

¡Cómo duele mi boca!

por tener que hacer silencio,

como lamen mis sentidos

el sudor de tu frente

y tengo que hacer silencio

para que con la palabra

no broten los latidos

de mis puros sentimientos,

ese que es el más querido,

ese que si lo tocas

es un torrente

que se abre al verbo

sin ponerle calificativos

precisos,

sale y explota

hasta que dice y dice y no se agota.

Como hay que guardar el silencio

en tantas ocasiones

y sientes que te corroen las ganas

y las ilusiones

y tenerte que callar,

porque no puedes hablar,

porque muchas veces

el silencio cobra su precio,

el más elevado,

el menos deseado,

pero se lo pones

y entonces no puedes más que ver

y medir el valor del ser humano,

¡cómo cuesta guardar silencio!

tragar en seco y controlar

tus más nobles intentos,

de decir,

de expresar,

de hacer callar la palabra insegura,

inmadura,

inútil

y perversa

que corrompe en nuestros oídos

y aunque no quieras

tenemos que hacernos cuenta

que en el silencio yo te percibo

¡pero duro es reconocerlo, a ciencia cierta!