Mi planeta está siendo invadido por bandidos aguerridos ,aun no los he nombrado con ningún adjetivo, tengo miedo de volverlos mis amigos, acostumbrarme a la adrenalina divina que su existencia provoca y que funciona como la morfina, aun me niego a pensar y presentarme como una tierra fértil donde pueden sembrarse, para que ninguno me tema he dejado mis puertas abiertas entran y salen como dando vueltas, estoy sentada observando, preguntando si en algún momento yo los he convocado, no controlo las palabras que vuelvan sobre mi boca, aclaman cosas, se quejan y distorsionan, los he llamado sin querer, ahora no se qué hacer.
He preguntado a los que viajan conmigo como le llaman a estos bandidos, dicen las malas lenguas que tienen muchos nombres, que viene sin ser llamados, que aparecen siendo innecesarios, que viajan con cualquiera que su escudo a puesto a un lado.
No tenemos control sobre este viaje, si los sentimientos toman nuestra mente y se apoderan de nuestro cuerpo, la culpa es del escudo que dejo de protegernos y nos lanzó sobre las nubes indefensos. No vueles muy alto para que no caigas tan rápido.
Mossa.