Escondido, detrás de la luz de tus luceros
existe un paraíso que muy pocos conocen;
de la misma forma son dos hondos mares
donde solo los privilegiados han nadado.
Digamos que esos faros un poco altaneros
que únicamente de nuestro amor rebosen
me han inundado casi todos los capilares
cuando impetuosamente nos hemos amado.
Tienen el encanto de un par de aventureros
a los cuales solo les importa que los adoren
izquierdo y derecho, a veces parecen dispares
pero finalmente de mi corazón son dorados.
Nunca dejare ese juego de ladrones quererlos
porque mi pasión es suya y de mí la absorben;
sepan señores que este galán nunca vacilare
salvo que la razón, su hombre, hayan apagado.