Elecciones, antropología sin sueños.
Debajo de cada papeleta,
hay una lengua cortada,
dentro de un sobre que suma.
Y una Gran cabeza,
pasando a hombros de muertos,
por un gran arco del triunfo,
con cuatro millones de años.
Debajo del grito de protesta,
está el cuello de los bueyes,
y una espada afilada rondando al alba,
en una reunión de escaños,
que juran al Sol.
Se está la arena removiendo,
con el aullido delirante de los cadáveres desnudos de las plazas:
Sangre y agonía ,
dentro de los huesos podridos,
que no se escuchan desde el patio de butacas,
donde los hombres se encuentran y se aman.
Hambre y silencio.
Pasan con gravedad de pisada de mansos,
tirando de un carro que no para,
de resistir a un ataque violento,
entre los zapatos de los hombres del patio de butacas,
que hablan de un perro que come vomito,
esperando que se abran los balcones,
para salir votando.
En un charco de orines,
tan grande como un archipiélago,
País, península.
Viajan solos en un barco de papel,
los utópicos,
lanzado flores contra el hombre del patio.
Hombre, fiera,
antropología sin utopía.
Sin cambio,
ahora que hemos abierto los ojos.
Angelillo de Uixó.