Aveces en sueño siento palpitar el oreo de un suspiro,
lejos entre el desierto frío y abierto, embozo de un suplicio,
encaja perfectamente su angustia en mi seno somnoliento,
-vacío del hondo abismo-
Entonces febril me levanto, vano intento,
y me revolotea a la memoria un recuerdo ileso,
la idea de un ser inmenso, sepulcral silencio,
y sollozo en vano, escaso llanto
por ver del que es castigo el bardo.
-Jesús Alberto vazquez