Desde los límites del crepúsculo
el verano llegó como la primavera
con vientos del mar hacia los olivos
con aire frío castigando el camino
El rojo horizonte, de a poco
se abrió a las estrellas y la luna
como una plegaria, se alzó
configurando lo infinito
Poco a poco la noche se hizo espesa
y con lágrimas de océano
te amé en mi mundo salvaje, hasta
la próxima claridad nocturna
En silencio ... en silencio fue tu despedida
por esta ancha desembocadura
donde siempre nace el relámpago y el miedo
se fue todo el aire del mundo