Todo se ha desvanecido,
se escurrieron los colores
del lienzo sonrojado;
grises, matices grises,
han quedado
sombras sin forma,
recuerdos sin horma.
Fuimos luces de alborada,
fuego en la hoguera,
carbón y roca de volcanes,
lava y azufre de quimeras.
¡Oh, cuánto calor
en esos leños de humareda!
Quedan las cenizas
con esos maderos negros,
sin chispa, ni lumbre,
qué incertidumbre
tan fría ha quedado
en mi alma desolada,
pedazos y retazos
de lienzos rasgados,
nada enciende ya
en el calor de mi regazo.