Ocurre varias veces al pie del cañón
el eco de un muro indeseado.
Somos siete o más bien seis sin respiro
en la vista del cemento ardiente;
lo diría con las gotas de mi frente sudada,
con herida en las manos calientes.
Se trabaja aun con el canto de unos pájaros
y la visita del viento,
con el ímpetu de las lluvias o con los firmes ojos del sol.
De cualquier manera se ha dado vigor,
con los ánimos de renombre
y espíritu de lucha en el lívido aliento forjado.
Bandejas de plástico, ganchos de inoxidable acero,
turnos de acción, erguido combate;
\"son siete los años desatando el corazón\".