El viento es entre otros el cómplice sutil
que con un leve soplo abre tus ojos,
abre la mañana como quien abre sus ojos,
y me empuja hacia al día tu aliento sutil.
La cortina se abalanza sobre nosotros
Y me quedo atorada entre tus pestañas,
Es el movimiento constante de pestañas,
El vaivén que comienza entre nosotros.
La resonancia de tus fijas pupilas
Que me guía en el camino de poeta,
Me ha obligado a amar como poeta,
Porque no hay más inspiración que tus pupilas.
La fuente en la que bebo es tu mirada,
Donde hidrato cada uno de mis sueños.
Que sin duda dejan de ser sueños
Cuando me encuentro con tu mirada.
Bárbara Barrientos