Ven, acércate y siente la dureza
que provocas al tocar mi espalda,
tan duro como es la esmeralda
esperando desatar su fiereza.
Su palpitar demuestra la entereza
del deseo por lo que oculta tu falda,
porque tu cuerpo es como giralda
de tu entrepierna que es fortaleza.
Provocas de golpe al miembro erecto
con solo mostrarte ante mí desnuda,
ya que eres el deseo sublime y perfecto
que al ansia salvaje la torna ruda
cuando la excitación surte efecto
y para salir exige de tu mano ayuda.