Ella, la amada apenas hace treinta días, la odiada hoy, gusano que se está comiendo mi vida, tierra, fruta podrida.
Aquí tienes mi alma, alma mía, aquí mis letras; te las dejó para que no las leas, para que las quemes o las dejes en algún rincón olvidadas. Esto te doy: mi vida.
Esto que soy, lo soy, porque a veces estoy contigo.
Hombre que está jodido, que ama hasta el desastre de café que me preparas en las mañanas.
Ahora no harás otra cosa que hacerme falta; faltarás en mi cama, en las piedras donde nos hacíamos agua, faltarás cada mañana, en las noches abrazando mi almohada, harás falta.
-Ch.Ll-