LA MINA
Pétreo, interminable laberinto,
quehaceres que se alargan,
grises sombras corroídas,
sueños sumergidos en metal.
Oscuras grutas, almas que duermen
preñadas de mordaza y aflicción;
crepusculares luces, frios cuerpos
atrapados entre el suelo y la miseria.
Angurria de las mórbidas balanzas,
explosiones carcomientes estalladas,
estridentes agonías y nostalgias
a mazazos indolentes arrancadas.
Soledades , avidez impenetrable ,
desperdigada cual maléfica semilla,
silicósicas barrenas de la muerte,
aguzadas en el centro de una mina.
Gustavo Echegaray A.
14.12.2015
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