Sobre la arena tibia, ese fue el lecho;
por abrigo bostezos de las olas,
a la vista del cielo azul por techo
hicimos el amor sensual. A solas.
Sobre la arena tibia dibujamos
dos cuerpos convertidos sólo en uno,
un recuerdo de amor que así dejamos
como nadie jamás dejó ninguno.
Sobre la arena tibia ya mojada
cubierta con erótico tapete,
nuestra risa feliz quedó grabada
en esa hermosa playa de Quetepe.
Autora:
Amelia Suárez Oquendo.
Amediana
15 de diciembre de 2015