Kaozidd

A la deriva

Vengo a recriminar esta osadía,
mujer de velo azul en tierno mote,
pues has llegado con sombra de azote
ahogándome de nuevo en la poesía.

Tal vez fue la poesía en aquel día
la que me condenó a seguir tu trote,
entonces no es el mar, sino el islote;
la arena que a tu caos me adentraría.

Las culpo por igual a letra y dama
ya que ambas han llegado tempestivas
reviviendo en mi pecho vieja llama.

Mas esta acusación no es negativa;
tan sólo es alegría que se exclama
del cuerpo de una nota fugitiva.

Arturo Ortega