Isabel Anhara

ROSALÍA Y GINA

Gina, la gatita de Rosalía,

¡es tan zalamera!;

suave cual ovillo de lana;

de color blanca luna;

mirada pilluela verde mar

y orejitas de diablillo.

 

Gina baila un vals,

brincando entre las nubes;

es un alegre danzar,

que adorna con donaire;

sólo sueña con jugar

y sestear toda la tarde.

 

Salta y corretea feliz;

curiosea por nuestro hogar.

Con su carita risueña;

contempla una flor;

quiere jugar con mi rosa;

de todas, la más hermosa.

 

Gina es una leve ilusión;

un don en días de penumbra;

la caricia de una niña,

que en horas de fragor,

atisbó una brizna de alegría

entre caricias de algodón.

 

Rosalía sueña con Gina,

 y le susurra con ternura:

“¡cuánto quiero a esta cosita!”;

mientras retoza con la dicha,

ese júbilo inocente de un ser,

que limpio amor es su querer.

 

Mi querida hija, Rosalía,

la más preciada rosa;

la gatita, su fiel compañera;

tanta belleza compartida;

no hay felicidad más sincera;

Rosalía y Gina, idéntica pasión; 

la única; la mía verdadera.