angelillo201

La victoria en el nuevo Califato.

La victoria en el nuevo Califato.

Si no somos seres huecos,

vacíos de vida en medio de la hierba,

es la neurosis de la que mantiene la vida,

expectante en el bramido de una vaca agonizante,

que pasa desapercibida a nuestro ojo,

por su inexistencia personal,

colgada de sus pezuñas de una rama.

 

“No abra encontrado el camino”

responden las madres a sus hijos

al abandonarlos al sistema.

 

Allí,

sobre los grandes pedestales del saber,

les abren los ojos como lechuzas a la noche,

para que vean la sangre de los heridos,

la muerte de las prostitutas en las esquinas saliendo de un orgasmo,

mendigos empalados para hacer gimnasia la policía,

desahuciados metidos en una jaula de bambú llenos de sanguijuelas.

Un hombre de papel con chistera,

abre su docto cuerpo y recita sentencias de jueces y nuevas ofertas de empleo.

Dejad ved a los ahogados,

que el sistema se relaciona con un método de sacrificio,

que entrega victoria solo a los espíritus verdaderamente fuertes que no se rompen como las piedras ante los gritos de los muertos.

Solo el martillo sabe que la queja, la sospecha, la denuncia, el lamento de una mujer que pare,

es lo que nos hace débiles, mediocres, nos duerme los instintos y nos hace prisioneros del fracaso.

El llanto es una flecha que mata por dentro.

la angustia y el horror es propiedad de un cielo pintado de colores al que balan los borregos.

 

Los gemidos son cabezas que golpean un balón que ablanda las paredes llenas de cuerpos al sol que almuerzan y discuten en medio de un rumor hueco, confuso, de voces sacrificadas en las esquinas.

Quizás ,

fueran seres que nacieron mal,

sin uñas y dientes para pelear.

Consumidores de opio al sol por no poder desayunar,

soñando que un volcán despierte las cosas.

 

Si no somos seres huecos,

vacíos de vida en medio de la hierba,

es la neurosis de la que mantiene la vida.

Angelillo de Uixó.