Seremos esas antorchas lejanas
con fuego de encuentro final
encendiendo resplandores en la nube testigo,
reunidos en faena celestial.
Bailaremos en el casco de estrellas
el primer día sin fronteras,
de marcha infinita, vida eternal;
como fuego de dioses visibles,
con trompetas misceláneas,
entusiasmados.
En tañidos de luz perennal.