Y es que al ocaso de cada invierno,
Surge un pensar sobre la vida,
Y adonde va con cada instante,
Adonde va con tanta prisa…
Que habrá sido del amigo,
Que conocí en la primavera,
Y el amor de verano,
Que duraría la vida entera.
Todo se ha ido,
Menos mi cariño,
A la vida y sus ocasos,
Al tiempo con su prisa…
De la mano me lleva,
Cual niño en juguetería,
Me quedo pasmado,
Con el corazón lleno de dicha.
Cada cierto día,
Me deja escoger un juguetito,
Una dulce sonrisa,
Un abrazo sin medida…
Cual infante retozante,
Lo tomo sin dudar,
Siguiendo de su mano,
Me conduce, sin mirar atrás.
Pero cada cierto tiempo,
Cada cierto ocaso,
Vuelvo la vista al año,
Y recuerdo el origen de ese abrazo.
Noto no estoy solo,
Veo alguien más a mi lado,
Y es que cada juguetito,
Tenía un dueño antes de mí.
Y hora comparto la vida,
Mi tiempo y mi sonrisa.
Pues yo tome su obsequio,
E intercambiamos alegría.
Y es que cada año,
El tiempo me da un regalo,
Más allá de un juguetito,
Me obsequia un nuevo amor.
Que habrá sido del amigo,
Que conocí en la primavera,
Y el amor de verano,
Que duraría una vida entera.
Pues ahora sé,
Nunca abandonaron,
Cada uno venía callado,
Esperando notara su presencia.
De la mano nos lleva el tiempo,
Cual niños en juguetería,
Quedando siempre pasmados,
Con corazones llenos de dicha.
Escogiendo juguetitos,
Que nos acompañen por los años,
Ya sea en los fracasos o alegrías,
Siempre estarán,
Para toda la vida…
Ay Tiempo y tus regalos!
Más que juguetitos son hermanos,
Son amigos…