En un precipicio su alma va que grita
sin un son que toque, ni siquiera pita
y recorriendo absorto en su hirsuto viaje
hacia aquel destino, donde está su cita.
Con un pensamiento que leve suscita
mirada cabizbaja hacia aquella tarde
otea el ocaso y cree que lo imita
como si largase triste sin su farde.
Llegado el alba cree que resucita
y aquel abismo en que ayer se precipita
se cubre de niebla y sintiendo la noche
reza temeroso y pide a Dios lo guarde.
Lebusla
Derechos Reservados