Ayer pasé por tu casa y la mire tristemente,
y no me lanzaste nada, te lo digo ciertamente,
solo fueron llamaradas y recuerdos inclementes,
que traspasaron heridas a mi alma enamorada.
En mi tu casa era el mar, de oleajes serenos,
en un bello atardecer después del largo verano,
un nido de paraulatas con el sol acompañante,
y junto al amor inmenso la traición de tu veneno
Ese amor imborrable que vive en mi agonizante,
y fue así de repente que me quitaron la calma,
el fuego subió a mi alma y la lluvia tocó mi frente,
refrescaron mis mejillas, rojas lágrimas de vigilia.
Un fuerte temblor de tierra desiquilibró mi mente,
sacudiendo como estampida los deseos ardientes,
y a mi cintura llegaba emulsionando a mi cuerpo,
pero un grito de rabia, en mi garganta exclamaba:
¿porque amor de mi vida me dejaste en la nada?
¿perdida, sola y sin rumbo, deseando tu morada?
y una melodía en la radio en mi carro yo escuchaba,
\"Jamás te olvidaré\" e hizo en mi pecho retumbára.
Jamás te olvidaré dije y enseguida me marchaba,
como a galope cerrero de quien el diablo llevaba,
sobre los lomos del tiempo en un caballo sediento,
blanco con alas de viento y lleno de sentimientos.
Triste salir corriendo, huyendo de los recuerdos,
y los recuerdos perdiendo, la carrera del olvido,
hasta que pase otra vez, frente a tu casa muriendo,
y para verte de nuevo, ¡aunque me muera amor mío!
@raquelinamor
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2015