Y no sé en que momento enterré su recuerdo
no sé si fue aquella vez que le vi pedir perdón
y el resentimiento en mi rostro al saludarlo era notorio,
no se si fue cuando fingí haberlo olvidado
o cuando en realidad hasta ahora lo estaba empezando a asimilar.
Quizá fue la noche en que lo vi hacer piruetas en otra cama
y me di cuenta que no era el mismo
o cuando al fin asimile que ese era su nuevo destino
y que yo
no encajaba más allí.
Aunque lo confirmo;
fueron noches de desvelo en su nombre
y arrepentimientos por lo que no fue mejor:
haberle amado demasiado
hasta el punto de resignarme
y haberle permitido que se fuera
para siempre.
Su recuerdo esta enterrado
y las lágrimas secaron hace tiempo,
las noches de desvelo se marcharon
y los girasoles del camino me sonrien
porque bajo sus raíces
yacen enterrados esos recuerdos.
Y por eso cada día,
y desde entonces
solo he conocido la primavera.