Cómo enseñar el latido de las emociones a quién desconoce el hierro fundido de su núcleo.
Cómo describir el sudor del tiempo a quién no encuentra calor en el roce con otros mundos.
Cómo explicar el sonido de la mañana a alguien que no ve risa en los colores del amanecer.
Nada habría que aclarar si desnudáramos las sombras y acariciáramos sus huesos en público.