Tengo los zapatos viejos;
Por lo mucho que esta vida han caminado, ya están añejos,
Cierto, son casi tres años que acompañan mi vida,
Testigos son de mi existencia afligida
Que no tiene nada de galante o garrida.
Mi esposa espera saber que los cambié
Pero recordar me hacen cuantas oportunidades desperdicié,
De ellos no me quiero deshacer,
Al verlos, quisiera ir al pasado y mi vida rehacer
Pero es imposible, y solo me queda, de cenizas, renacer.
Tengo los zapatos viejos;
De mi alma, son pues, los reflejos,
Mi alma y los zapatos son los únicos
Que me acompañan es estos tiempos anacrónicos
Y que parecer me hacen cual zombi tétrico.
¿Aferrado al pasado?
¿Loco, orate o desquiciado?
¿Soy, acaso, otro de tantos insensatos?
Estos calzados testigos son de mis flagelos y maltratos
… Lo cierto es que, por ahora, tengo viejos los zapatos.