Comencé a creer en eso que me vendía mentiras en forma tan amable,
Decidí vivirlas profunda y ansiosamente que me vi en sus manos aterciopelándome,
Me teñía del purpura de su piel para disimular el magenta de mis brotes provocados,
Con besos empuñados, con labios que rasgaron mi profundo y exquisito pudor.
Ya vendí todas mis verdades para poder continuar comprando patrañas de sus ojos,
Grises hemisferios de mi todo, de mi pulcra totalidad y nefasta carencia,
Convencida de seguir sintiendo su aliento entrar por mi oído y vencer mis argumentos,
Estremeciendo la faz de mi existencia con palabras vacías y suficientes.
He llegado hasta aquí arrastrando dignidad perdida a pedazos, a suspiros placenteros,
Dolores de raíz y superflua fuerza, son las bases que sostienen mi poca determinación,
Entrega completa fue mi pérdida total, nada levanta lo dejado caer a estas alturas,
y nada me tienta a abrir mis ojos…
Bárbara Barrientos