Aunque solo un instante te hubiera hablado,
Y un segundo tu mano rozado,
Aunque solo una risa hubiera obtenido,
Y un segundo te hubiera abrazado…
Habría valido la pena,
Habría valido la vida.
Gritaría al cielo, mi vida!
Ha valido la pena!
Aún con lágrimas en los ojos,
Brillaría de alegría,
Aún con el corazón partido,
Amaría sin medida…
Con el recuerdo de tu sonrisa,
Y la ternura de esa caricia,
Con tu voz hablando a mí oído,
Y ese abrazo de imposible olvido…
Habría valido la pena,
Habría valido la vida.
Gritaría al cielo, mi vida!
Ha valido la pena!
Pero ahora debo irme,
Y sin más que un mal recuerdo,
De todo lo que pude darte,
Y todo, lo que No me diste.
Desearía poder decirte,
Todo lo que dejaste,
Un corazón alegre,
Y una sonrisa ferviente.
Pues a pesar de todo lo dicho,
El falso recuerdo invita a este escrito,
A evocar la muerte en esos recuerdos,
Y llenar de vida esta falsa memoria:
“Recuerdo el instante al hablarte,
Donde tu mano pude tomar,
Sonriendo a tus ojos de miel,
Y abrazarte como nunca jamás”
“Grite al cielo, mi vida!
Ha valido la pena!”
……Grite al cielo la pena,
Que ahora hace valer mi vida…