Si el turbante cano de mi pelo
es la cofia sagrada de mis años
tal cual es, su blanco terciopelo
seña en este cuerpo, de sus daños.
Si la vida en mí fuese una hoguera
mis años serían, lumbre de sus leños
y las cenizas al unísono o cualquiera
el triste ocaso de todos mis empeños.
Si la talla de mi cintura a la barriga
fuese igual a la que otrora fuese un día
joven viejo, más de uno habrá que diga
yo diré; gracias y que Dios me lo bendiga.
Si mi mente pensara siempre igual
que cuando fue, en mi fresca lozanía
en el padecido olvido de este día
olvidado no preguntaría ¿cuál es cuál?
Más, si en mis pasos avanzara rápido
como corría en mi plena juventud
mi vida todavía tendría dulce sápido
y la vejez yo gozaría en plenitud.
Lebusla
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