De un momento a otro,
entre la gente lo encontre,
no se distinguia, pues igual a todos se veia,
me fije muy bien, el de rojo vestia,
todos a mi alrededor rojo traian,
todos menos yo, ya que, de cafe me cubria,
el me vio primero, mientras sus brazos me habrio
yo camine hacia él
al tiempo que él hacia mí,
de un momento a otro nos habrasamos
-no nos veiamos desde hace tiempo-
como quien no se ve en mucho tiempo,
este mismo se detuvo y la gente no importo
-al menos para mi-
todas las calles cubiertas de piedra estan
de la bella ciudad colonial,
todas ellas tomados de las manos
las recorrimos, corriendo, brincando,
-la primera vez que nos encontramos-
detras del señor florista,
al cual él le gritaba "¡florero!",
ese dia me gusto tanto su locura,
su rareza, su especial escencia.
el escenario la semana que le seguia
se repetio, pero esta vez,
el alcohol lo arruino, ya que pasaron cosas
que al dia siguiente dijo él no recordar,
hasta su celular perdio,
a mi no me importo, asi me gusto
ahora tiempo a pasado,
y yo ahora a él lo extraño,
me di cuenta que quiero a ese RARO
aun no se si poco o mucho,
pero lo extraño,
hoy lo vi de lejos,
pero él no a mí,
posiblemente ya ni me recuerde,
y como el viento que paso me olvido.
miriam a arce estrada