Ya no extraigo amargura de algún cigarro.
Los párpados pesan más que el pesimismo...
Dejé de buscar tu cintura entre los párrafos de algún dios...
Solamente escribo para obtener algún segundo
de sufrimiento; pero aquella mujer que amé se clavó
entre los olvidos, y obsérvame, la tranquilidad me agobia.
Dejé de buscar diosas.
Las piernas de mis sesos cesaron...
Su entrepierna se perdió en el pandemónium.
Me encuentro cada que se pierde; y deseo estar perdido.