Van pasando mis días, cautivos en tu altivez
Ellos ya conocen el día de tu sonrisa
y el velo de tu llanto,
al esperar algo de tí.
Aun si nunca llegaras
he descubierto en tí,
al ser que inunda mi vida
con olor a vino añejo
sintiendo ese cálido regazo
que es tu pecho,
deslunbrándome cada instante
con esos ojos
llenos de recuerdo, a crayones y acuarelas
esos mismos que despiden una majestuosa vitalidad
que me hacen temblar y
tu voz resunea como el agua que revive a la rosa,
es así, que con tu vida en el universo
calma a mi corazón,
porque te he mirado,
y te estoy amando.