Son pocas y sentidas
mis palabras de agradecimiento
que brotan desde
lo más profundo de mi alma.
Rogué para que se haga realidad
un viaje, para poder descansar.
Con tu ayuda espiritual,
dos veces en mi vida
te he soñado.
Dos sueños que nunca
he de olvidar...
Un día más la necesidad
de expresarte mis
humildes palabras
muy cerca de tu Natividad..
Jesús, amado ser
de mi existencia.
Gracias por escuchar
mis sentidas oraciones.
Agradezco los momentos
de felicidad que
me hiciste sentir
en todos los poros
de mi cuerpo.
Tú me has enseñado
a valorar y amar
al mundo, ayer, hoy, siempre...
Continúo viéndote en ese
humilde pesebre,
arrodillados a tu lado
María y José.
Sigo mirándote a los ojos.
Mis lágrimas están
en los míos
por la gran alegría
de tenerte delante de mí.
Me acerco nuevamente,
como en el sueño,
a tus pies, y los beso,
absorbiendo tu sangre.
Sigues acariciando mi frente,
otorgándome la paz
que tanto necesito,
y Tú, logras
que ella esté...
en todo mi ser.
Hugo Emilio Ocanto
22/12/2015