La ausencia, como esos atardeceres brumosos
llevan la extrañeza de lo amado.
Mientras miro el paisaje, sumido en recuerdos
te acercas a mi lado, tomando el brazo
como si aferrases la pertenencia de la vida.
Sin palabras, una eternidad de fuegos en el horizonte
tus cabellos y su fragancia, se adueñan de mi
mientras todo se hace difuso tenue y oscuro.
Las brisas del anochecer incitan mi abrazo
y un intento de beso, que descubre tus lágrimas
mientras mi corazón, se achica al infinito.
Te alejas, quedando solo
en oscuras ausencias.