A M.
I
manos
que nombraron a mis ojos en la ligera noche de abril
caricias
que hicieron huír a los hacedores de la muerte
labios que besaron otros labios que besaron otros labios
mano
que guió mi mano en llamas y la llevó al encuentro apacible de los sexos
II
ni la belleza de Antinoo te hace sombra
ni la fuerza de Adriano te es extraña
pues belleza y fuerza te ennoblecen
un poco más y has caminado el mundo
yo te distingo cada vez que te nombro
entonces tu nombre aquieta las cosas y las hace posibles
tengo abierta la puerta de mi casa
para compartir la música que fatigan los navíos
cuando pasean al borde de colores y dan vida
te regalo mi perro de cobre
y mi corazón
que hace tiempo gira alrededor de la tierra
también el ave que canta en la siesta diciendo sus amores
ven
con tus largos dedos mojados en la lluvia
y échate al río
deseo la desnudez de tu cuerpo
sentir como tu cuerpo habla en cada rincón del mío
mientras
animales de ojos titilantes te observan
y recitan aquellos versos que inventamos en dos noches seguidas
cuando el frío se retiraba
pobre y vencido.
G.C.
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